Les Los aceites esenciales constituyen un mundo magnífico, compuesto de olores y perfumes de todo tipo, de colores. Nuestros receptores olfativos pueden detectar una gran cantidad de olores y comunicar la información al cerebro. El olor de un aceite esencial, como cualquier otro olor, llega a los bulbos olfativos y pasa directamente al hipotálamo, la zona del cerebro que controla, entre otras cosas, la homeostasis, las sensaciones de hambre y saciedad así como las conductas sexuales. .
El olfato deja entrar información sutil de nuestro entorno. Primer acto de nuestra existencia, la respiración nos une al mundo en cada instante de nuestra vida. Es un intercambio continuo: Tomamos una parte de este mundo durante la inhalación, y con cada exhalación damos una parte de nosotros mismos.
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