laLa apuesta esencial en la producción artística de los negros africanos siempre está más allá de la búsqueda del ideal y la belleza. El arte africano no es, como la estética grecolatina, una pobre imitación de la naturaleza. El arte africano es fundamentalmente simbólico. La iniciación requiere que el existente purifique su naturaleza grosera en una transmutación catártica de los valores negativos de su personalidad para renacer de nuevo. El arteterapia resulta en esta empresa existencial, una herramienta privilegiada para la liberación de nuestras almas cautivas de la materia.