LEl 27 de abril de 1848 se firmó el decreto sobre la abolición de la esclavitud. Este texto prohíbe legalmente la esclavitud. Pero, ¿somos realmente libres?
Las cadenas ausentes de nuestras muñecas todavía están presentes en nuestro inconsciente. Porque, nuestros grilletes han sido reemplazados por una jaula aún más degradante. Aunque nuestros cuerpos ya no fueron azotados, los estigmas permanecen en nuestras mentes. Esta herida no cicatriza, porque nos recuerda un dolor punzante: el de recordar todas las humillaciones morales. Porque seguimos siendo esclavos de nuestra memoria y de nuestro pasado. Inconscientemente, estamos condicionados a repetir estos sufrimientos, como para reproducir un juego sadomasoquista, el que jugamos con nuestro maestro.
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