Rafael Cordero, reconocido como el padre de la educación pública en Puerto Rico, fue un autodidacta que brindó educación gratuita a los niños, sin importar raza y condición social. Rafael nació en San Juan en una familia pobre de padres afrodescendientes. Su amor por la literatura y su empeño por enseñar lo llevaron a formarse y terminar enseñando en la escuela primaria. Hacia fines del siglo XIX, Rafael abrió una escuela en casa gratuita para niños de cualquier raza cuyos padres no podían pagar las cuotas escolares. Cordero mantuvo su escuela durante 58 años en la calle Luna de San Juan. Enseñó matemáticas, lectura, caligrafía y muchas otras materias. Entre los que fueron sus alumnos se encuentran Román Baldorioty de Castro, Alejandro Tapia y Rivera y José Julián Acosta. Fue premiado por un club que le ofreció 100 pesos. La mitad la usaba para comprar libros y ropa para sus alumnos. La otra mitad se la dio a los desamparados. El cariño y respeto que le tenían los puertorriqueños era más que evidente, ya que más de 2000 personas asistieron a su funeral en 1868. Los honores y homenajes a su fallecimiento son muchos. El poeta puertorriqueño José Gualberto Padilla publicó un poema titulado el maestro Rafael en homenaje al maestro. En 1890 un artista pintó un retrato de Rafael. La escuela primaria donde enseñaba Rafael fue renovada por el gobierno de Puerto Rico. Varias escuelas llevan su nombre, incluida una escuela secundaria en San Juan, una escuela primaria en Aguadilla, una escuela primaria en Nueva Jersey y una escuela secundaria en Brooklyn.